Hace un rato me preguntaba una compañera el porqué de no hacer una huelga, que con tanto esfuerzo, están intentado llevar a cabo.
Tengo muchas razones, pero no me había parado a pensarlas y a reflexionar el porqué de mi negativa a este derecho que tanto valoro. Las preguntas, que a veces se lanzan al vuelo, permiten poder poner en situación a la cabeza que ha ido divagando y formándose una opinión de retazos. Es hora de ordenarla.
Hace años que el derecho a huelga puede ejercerse cuando las situaciones con las que un país o un colectivo conviven no les convencen. Este derecho es tan admirable como el derecho de no ejercerla. A todos los que mañana me pregunten sobre ella, responderé gustosa:
¿Por qué tengo que ir a una huelga que debía haberse celebrado hace un año y medio? No puedo considerarme experta en materia política ni económica, pero confiaba que los que dirigen nuestro país y alardean de ello, si lo fueran. Es entonces, ¿Qué ustedes no lo vieron llegar y por tanto ustedes no son los expertos que necesitamos o es por otro lado, que no les convenía en ese momento?
¿Por qué debo sostener argumentos que no me convencen para el cambio que debía haberse producido hace ya tanto tiempo? No me sirven las excusas. Decidí hace algún tiempo que un buen político, de los que escasean en nuestro país, es el que conoce sus límites, admite sus errores y rectifica sus posturas.
¿Por qué tengo que ir a una huelga donde se habla de derechas y de izquierdas? Nací en la década de los ochenta y he vivido en un sistema capitalista asociado a las medidas del estado del bienestar. No hace mucho aprendí que estas dos alusiones son, como poco, anacrónicas.
¿Por qué apoyar una huelga que no habla de los miles de autónomos que intentan sobrellevar el peso de un país? ¿Por qué no se comienza a mirar lo que realmente es coherente en la economía de un país desarrollado? ¿Por qué no se ha salido y se ha movilizado el mundo para reclamar un cambio de acuerdos en los sistemas funcionariales y de investigación? ¿Por qué se ha dejado manipular la información que ha permitido sacar cabecitas de turco para tenernos entretenidos?
¿Podrían explicarme quién ha promovido una huelga por el 40% de la tasa de paro entre nuestros jóvenes? Me pregunto si cuando sea doctora seguiré teniendo las mismas oportunidades que ahora no encuentro o tanta formación me servirá de algo, en este país que todavía no ha resuelto los problemas básicos de su estructura. Algo que en esta huelga ni se ha planteado.
¿Me podría decir alguien por qué no se estructura un análisis real de las economías que mejor han salido de la crisis y se dejan las discusiones interminables y absurdas sobre derechas e izquierdas para cuando se haya solucionado?
¿Me podría alguien explicar por qué no se hace huelga para mejorar una de los pilares fundamentales de nuestro sistema, que es la educación? Me podría el gobierno o la oposición, o los sindicatos o el hombre de a pie que saldrá mañana a reivindicar un pacto ya sellado, ¿por qué a educación de calidad se le llama una oposición irrisoria, unas listas interminables que no se mueven, un bilingüismo que pocas veces existe o un nivel que no puede compararse con otros? ¿Me podría alguien explicar por qué nuestro país no tiene coherencia ni siquiera en las leyes de educación y por qué mi sobrina no aprenderá hasta los 15 años la historia de otras naciones o tendrá libros diferentes a los de Andalucía, el País Vasco o Extremadura?
¿Me podría comentar alguno de ustedes, por qué si la huelga tiene como principio recto parar la reforma laboral, que es a todas luces una medida poco dada a crear y mantener un empleo, no se han creado movilizaciones desde que el paro comenzó a subir? ¿Podrían explicarme por qué, señores, han esperado hasta rebasar los cuatro millones de parados en el país para convocar una huelga? ¿Tiene algo que ver con las legislaturas de izquierdas o de derechas? Sino es así, perdonen pero no entiendo que a todos se nos haya ido el juicio y las colas de la oficina de empleo amanecieran de un día para otro colapsadas.
¿Me podría usted, dirigente, explicar, a mi, que no soy nada más que el pueblo, por qué seguimos peleando todas las mañanas sin que yo tenga ningún argumento de rigor que ustedes, los dirigentes y la oposición, me hayan brindado para defender que esto es un país dónde según mi esfuerzo tendré un buen trabajo, una buena escuela y una sanidad sin precariedad?
Entonces, alguien me podría espetar que si el pueblo no se moviliza, las cosas seguirán como hasta ahora. Pero, en base a mi corta experiencia, yo le recomendaría que leyese, como yo lo he hecho, las convocatorias de huelga de los principales sindicatos, para que puedan realmente concretarme si merece la pena una huelga que no modifica las estructuras necesarias para que su hijo tenga una formación real que le abra las puertas a un trabajo digno. Tampoco pide modificaciones para que su mujer pueda dar a luz sin problemas si tiene una peluquería propia o una clínica veterinaria (es decir si no quiere llevarse al niño a trabajar con ella antes del primer mes sino quiere perder su empleo). Tampoco se critica el proceso selectivo público de un cuerpo o de otro, ni se le exige a la administración una claridad en los procesos o una variación de listas de interinos que no se mueven. No se modifican las estructuras para que su marido, agricultor de la sierra, tenga una pensión digna (no solo-no congelada) a la que nunca ha accedido porque el campo no saca a nadie de pobre. En lugar de eso, se convoca una huelga de izquierdas o derechas que seguirá permitiendo que la luz suba cada trimestre, que mi sueldo se quede congelado sin servir ese retroceso para nada, que las pensiones de nuestros mayores les hagan los mejores ahorradores del país, que parte de mi sueldo en lugar de mejorar la investigación, la lista médica o las plazas de guardería mantenga a más asesores, que solo debían existir si realmente supiesen cómo asesorar para que yo no tenga que discutir si hacer o no esa huelga.
Espero que algún día la coherencia llegue a la huelga que se convoca mañana, entonces seré la primera en secundarla. Mientras, agradezco que existiendo ese derecho lo ejerza quien considere necesario e ideológicamente justo.