lunes, 24 de octubre de 2011

LA IMPORTANCIA DE LLAMARSE ANA


Ana no es normal. Pero no es su silla, sino su fuerza la que la saca de la normalidad. Ana se levanta cada mañana y nunca se pregunta a quién va a ayudar. Como a todos, a veces los días nos aparecen grises, y es entonces, cuando ella se viste con su jersey rosa y su mejor sonrisa. Enchufa su silla y toma la calle como si fuera toda suya.
Ella no sabe que la gente la mira. A veces sorprende a alguien fijándose y lo argumenta pensando en su silla. Pero no se da cuenta de que la gente la mira porque va siempre con la sonrisa puesta.
¿Quién dice que los días son fáciles? Pero los suyos son menos. Su ducha o su peinado, aunque perfectos, siempre son más lentos. Pero no importa, ella se ha levantado, se ha animado y ha ganado.
Día a día gana la batalla, por eso todos la miramos cuando pasa. Su luz, a la que ella es inmune, alumbra a los demás. Su sonrisa fortalece al que tiene cerca, su ejemplo es anormal y su generosidad desborda. Por eso, la importancia de llamarse Ana, por ser nuestro ejemplo día a día y noche tras noche.

Gracias por estar ahí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario