martes, 8 de febrero de 2011

A la señora consejera de Educación, Ciencia y Cultura


Estimada consejera,

            Hace algún tiempo le oí pronunciar un discurso, que no debía ser político, pues no era el acto tal. Por aquel entonces yo era investigadora de la universidad de esta región. Usted, que como espero y debe, conoce los entresijos de la misma, comentó la labor que hacía su gobierno por mejorar la calidad de la investigación, el número de becas incrementado, la apuesta por la juventud y la educación de su región, y otro largo etcétera que no sé si recordará.
            También habló de las oposiciones a los Cuerpos Docentes de esta región, pues en ese momento los que la escuchábamos teníamos mucho que ver con ellas. Sin embargo, señora, me permito recordarle, que aquel acto era para apadrinar una generación de Psicopedagogos que no tendrán posibilidad de abrirse camino en el ámbito público, por lo menos en un futuro inmediato. Lo mismo ocurre con las generaciones de maestros que esta región ha cosechado. Y dígame si tienen derecho a dejar a todos esos opositores de Educación Primaria a la espera de otra modificación o de meses perdidos, cuando las plazas de muchos colegios, institutos o escuelas de adultos no se están cubriendo. Las personas a las que usted ha dejado “tiradas” vagarán por el territorio nacional o por el mundo entero con un título debajo del brazo que en este momento y en su “casa” no les sirve para nada. Porque dígame también ¿cómo es posible dar trabajo a todos estos nuevos diplomados, licenciados o graduados que salen de sus escuelas de Educación si no hay oferta pública y la oferta privada es mínima?
            Dígame, de corazón, que ustedes han intentado mejorar la educación y la calidad de la enseñanza, y entonces le comentaré todos los ejemplos que me rodean para poder hablar como hablo. Y le diré que si calidad es que una persona forme a un educador para dar clase a niños de tres años sin haber pisado un colegio, no la quiero. Que si la calidad es buscar interinos que tienen que preparar su docencia en días porque no pueden contratar a otras personas, no la quiero. Que si la calidad es sacar plazas de asociado para no pagarles tanto, no la quiero. Que si sus becas son para un empleo precario que no cubre la situación de desempleo ni piensan en el futuro, no la quiero.
            Tal es el caso, que si tuviera que aconsejar en este mismo momento a una persona querida le diría “Vete”.

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